El Colegio de Tecnólogos Médicos tiene muchos desafíos, comenzando por cautivar y reconquistar a sus colegas para aunar fuerzas y reivindicar la importancia de la profesión en los equipos de salud del país.
“Pertenecer a una institución gremial como lo es un colegio profesional no responde a sólo dar beneficios a nuestros socios, sino más bien a hacer que nuestra profesión sea visible, representativa, valorada e incorporada en las tomas de decisiones que debe tomar la autoridad en pro de la salud de nuestro país”, afirma Raúl Torres, jefe de tecnólogos médicos de la Clínica Alemana y docente de la Universidad del Desarrollo, quien se incorporó al Colegio de Tecnólogos Médicos en 2017.
Mónica Troncoso, académica de la Universidad de Concepción y afiliada al organismo desde 1980, coincide, y destaca la labor del colegio en la creación de la “Sociedad Científica Chilena de Tecnología Médica Oftalmológica”, que nació a su alero, y su influencia en la promulgación de la ley 20.470, que modificó el Código Sanitario determinando la competencia de los tecnólogos médicos en el área de la oftalmología. Además, valora el compromiso de la institución con el perfeccionamiento de la carrera: “nuestro colegio ha sido un constante promotor en el fortalecimiento de nuestra identidad profesional a través de cursos de perfeccionamiento, diplomas y destacados congresos que permanecen inmutables en la memoria”, remarca.
No obstante, el camino del colegio durante estas más de cinco décadas no ha sido fácil, y ha incluido momentos particularmente difíciles en los últimos años, lo que redundó en que antiguos afiliados se alejaran de él y se estancara la incorporación de nuevos socios.
Ese fue el caso, por ejemplo, de Cecilia Leiva, actual gerenta general de Prolab. “Mi ingreso al Colegio de Tecnólogos Médicos fue el año 1998, periodo en el que me mantuve muy activa y participativa en el quehacer de la institución. Pero pasados los años, y a raíz de cambios en las directivas y procesos, me alejé por un largo periodo de tiempo”, relata.
Lo mismo le ocurrió a Karena Espinoza, directora del centro asistencial y docente de la Universidad de Magallanes. quien hace algunos años dejó el colegio junto a varios colegas.
Héctor Galeno, miembro del colegio desde los años ’80 y actual jefe de la sección de los Virus Entéricos del ISP, es consciente de la situación y de la reticencia que manifiestan los nuevos egresados en cuanto a asociarse. “Debemos aumentar la cantidad de socios para que se puedan seguir haciendo tareas de defensa colectiva de la profesión, como mantener nuestros territorios y profundizar y expandir nuestros campos. Y para eso hay que lograr que el Colegio de Tecnólogos Médicos vuelva a tener vida y logre mantener encantados a los socios”, sostiene.
Con todo, los mismos profesionales coinciden en que hoy se vislumbra un escenario optimista en la institución, principalmente por la llegada de la nueva directiva, liderada por Teresa del Pilar Pino, que ha dado nuevos bríos a la asociación y ha logrado cautivar la atención de antiguos y nuevos socios.
Nueva etapa y nuevas metas
“Hoy vislumbro una nueva etapa en el colegio, en la que me interesa formar parte y aportar desde mi vereda. Percibo que hoy se dan las condiciones para que el colegio se conforme en un pilar fundamental de promoción del desarrollo de tecnologías e investigación a través de alianzas estratégicas con universidades nacionales e internacionales, centros de investigación y la empresa privada”, sostiene la misma Leiva, respecto de su regreso a la sociedad.
Lo mismo en el caso de Espinoza, quien destaca la elección de Teresa del Pilar Pino y la confianza que entrega a muchos colegas, por haber ejercido como dirigente desde antes de asumir el cargo.
“Nunca antes había sentido la necesidad de colegiarme. Obviamente sé que es importante tener una organización que nos ayude y nos ampare, a través de la cual dirigir peticiones, pero recién ahora me he estado acercando al colegio”, agrega por su parte Ignacio Romero, supervisor de sistemas de información del laboratorio clínico del Hospital Félix Bulnes y docente de posgrado en la Universidad de Chile.
Luego de este robustecimiento de la institución, todos coinciden en que los principales desafíos del colegio son tres: contribuir con la educación continua de sus afiliados ofreciendo cursos, seminarios y otros espacios de enriquecimiento profesional, elevar los estándares de la carrera y las exigencias a las universidades que la imparten, e influir a nivel legislativo, en particular respecto del reconocimiento y regulación de las especialidades en el Código Sanitario.
“Un desafío futuro para el colegio en el área gremial será atraer nuevos socios comprometidos y adaptarnos a las rápidas innovaciones tecnológicas y cambiantes necesarias del sector. Esto implica ofrecer programas de desarrollo continuo, fomentar la colaboración interdisciplinaria y asegurar que las prácticas y conocimientos están siempre alineados con los avances más recientes de la salud global”, señala Raúl Torres, jefe de tecnólogos médicos de la Clínica Alemana, docente de la Universidad del Desarrollo y actual secretario nacional del Colegio de Tecnólogos Médicos.
“El colegio debe contribuir en los desafíos que supone esta adaptación a los rápidos avances tecnológicos, y a la homologación con estándares internacionales, además de impulsar el reconocimiento y regulación formal en el Código Sanitario que permita fortalecer su posición y mejorar las condiciones laborales”, coincide Marioly Muller, académica de la Universidad de Chile, quien agrega que lo último es fundamental frente a la saturación del mercado laboral que muchas veces lleva a los tecnólogos médicos a explorar nuevos rumbos laborales.
Un territorio en disputa
La reforma al Código Sanitario es uno de los elementos más relevantes para los colegiados, particularmente por lo que muchos advierten como una reducción en su campo laboral por el ingreso de profesionales de otras áreas que realizan tareas similares. “Actualmente existen áreas grises o derechamente sobreposición de roles profesionales con bioquímicos, fonoaudiólogos, TENS, optometristas, etc. El colegio tiene un rol muy importante en la defensa de los intereses y necesidades de todos nuestros colegas mediante reuniones con el MINSAL, FONASA , ISP, SEREMI y otras instituciones”, explica Julio Palacio, experto en audiología y magíster en salud pública y quien fue integrante del directorio del colegio en el periodo 2017 y 2018.
Desde su área, Palacio explica que “una de las alternativas que tiene el colegio para velar por nuestra profesión es la modificación del código sanitario a través del Congreso, tal como lo hizo hace 14 años con la ley de optometría, que ha permitido a los colegas de la mención de oftalmología recetar más de 2 millones de lentes desde su promulgación. Ahora es el turno de promover la Ley de audífonos, que permitirá a los colegas de la mención de otorrinolaringología disminuir la segunda lista de espera mayor del sistema público de salud, recetando ellos los audífonos, que tanto la población de adultos mayores necesitan, permitiéndoles una mayor autonomía, beneficiando la integración social y retardando el deterioro cognitivo en ellos. Tomando en cuenta el envejecimiento de la población chilena”.